El fracaso del Pejeazteca: que quede registro

Un martes como el de hoy, pero del año pasado, comenzó a transmitirse un extraño programa de televisión destinado al fracaso. Para, según él, empezar a romper el “cerco informativo”, Andrés Manuel López Obrador le compró a Tv Azteca 30 minutos los martes a la una de la mañana. Cincuenta y dos emisiones después, con la cara deslucida de quien saca a la calle una bolsa de basura al anochecer pensando que nadie volteará a verlo, López Obrador y los productores de La verdad sea dicha comunicaron el final de esta fallida ocurrencia.
Que quede registro de su rotundo fracaso. No sólo por el rating, que en la mayoría de los minutos de las 52 emisiones fue de un cero bien redondo, sino por la incapacidad que demostró para hacer algo llamativo en televisión: nunca dieron una nota ni pusieron al aire algo que se comentara a la mañana siguiente; no aportaron una idea novedosa en el discurso, la producción, la crítica, el debate, el humor.
Fue una calamidad de principio a fin que, según el “gobierno legítimo”, costó unos 11 millones de pesos en tiempo/aire, más (calculo) cuando menos otro millón en gastos de producción. Es decir, La verdad sea dicha le costó al ciudadano, vía impuestos, vía el presupuesto del PRD, unos 12 millones de pesos. Un robo el que nos hicieron. Pero si el dinero salió del bolsillo de lopezobradoristas que lo depositaron en la cuenta de la “resistencia civil”, el escándalo es mayor. ¿Ese es el destino que se le está dando a los donativos de buena fe?
López Obrador no se hizo cargo de este nuevo fracaso. Dijo que el programa terminaba debido a causas “ajenas a nuestra voluntad” y por “los cambios en las disposiciones oficiales”.
Como el Peje, el Pejeazteca tampoco falló ni se equivocó.
Ciro Gómez Leyva
Que quede registro de su rotundo fracaso. No sólo por el rating, que en la mayoría de los minutos de las 52 emisiones fue de un cero bien redondo, sino por la incapacidad que demostró para hacer algo llamativo en televisión: nunca dieron una nota ni pusieron al aire algo que se comentara a la mañana siguiente; no aportaron una idea novedosa en el discurso, la producción, la crítica, el debate, el humor.
Fue una calamidad de principio a fin que, según el “gobierno legítimo”, costó unos 11 millones de pesos en tiempo/aire, más (calculo) cuando menos otro millón en gastos de producción. Es decir, La verdad sea dicha le costó al ciudadano, vía impuestos, vía el presupuesto del PRD, unos 12 millones de pesos. Un robo el que nos hicieron. Pero si el dinero salió del bolsillo de lopezobradoristas que lo depositaron en la cuenta de la “resistencia civil”, el escándalo es mayor. ¿Ese es el destino que se le está dando a los donativos de buena fe?
López Obrador no se hizo cargo de este nuevo fracaso. Dijo que el programa terminaba debido a causas “ajenas a nuestra voluntad” y por “los cambios en las disposiciones oficiales”.
Como el Peje, el Pejeazteca tampoco falló ni se equivocó.
Ciro Gómez Leyva
Etiquetas: la verdad sea dicha
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